domingo, 13 de diciembre de 2009

Las Posadas



Las posadas son fiestas tradicionales mexicanas que se celebran desde hace más o menos 400 años y empiezan nueve días antes de la Navidad, o sea el día 16 de diciembre.

Simbolizan el recorrido que hicieron la Virgen María y su esposo José, cuando tuvieron que salir de Nazaret para cumplir con un edicto, u orden del emperador César Augusto, que les ordenaba a los habitantes de Judea acudir a empadronarse en las ciudades de origen con el propósito de elaborar un censo de población.

Cuenta la tradición cristiana, que José era descendiente de David y nativo de Belén, por lo que la pareja tuvo que ir a esa población para empadronarse, pero como María estaba embarazada y pronto nacería su hijo Jesús, empezaron a buscar un lugar en donde hospedarse y al no encontrarlo María tuvo a su hijo en un establo, que alguien les prestó.

En varias poblaciones las posadas se celebran en las calles, que son adornadas con hilos de heno y faroles y en otras se sustituyen los peregrinos de barro, por personas que representan a José y María, causando mayor emotividad entre los asistentes.

La gente sigue a los peregrinos llevando una velita o un farol encendido, para iluminar su camino y todos van respondiendo a las letanías, que recuerdan a varios santos o cualidades de la Virgen. A cada nombre que alguien entona, las personas responden ora pro nobis que quiere decir ora por nosotros.

Al terminar la letanía, se llega a la puerta donde se pide posada, algunos invitados quedan adentro y otros afuera y ambos grupos cantan los versos especiales, en donde los de afuera piden posada y los de adentro no se la dan, hasta llegar el último verso, entonces se abre la puerta y todos entran a la casa en donde con gran alboroto se recibe a los peregrinos, al mismo tiempo que todos cantan: Entren, Santos Peregrinos, reciban este rincón, que aunque es pobre la morada, os la doy de corazón.

Algunas veces también se cantan estos versitos: "Oh, peregrina agraciada, oh, bellísima María. Yo te ofrezco el alma mía para que tengáis posada". "Humildes peregrinos Jesús, María y José, el alma doy por ellos, mi corazón también". "Cantemos con alegría todos al considerar que Jesús, José y María nos vinieron a honrar".

Dentro de la casa los invitados empiezan a pedir sus aguinaldos, cantando alegremente: "Andale Juana no te dilates, con la canasta de los cacahuates"."Echen confites y canelones, pa' los muchachos que son muy tragones". (el nombre de Juana se suple por el del anfitrión).

Así, se reparten canastitas con colaciones, se rompe la piñata, se regalan frutas y dulces y se ofrece un calientito ponche.

En algunos hogares, además se reza el rosario y se entonan cantos navideños o villancicos acompañados por panderos, castañuelas, guitarras, flautas y silbatos y la fiesta en la que se unen familiares y amigos sigue por varias horas.

Las "fiestas de aguinaldo" se llevaban a cabo del 16 al 24 de diciembre y se desarrollaban en los atrios de las iglesias en donde se realizaba una procesión que paraba en cada una de las capillas y en donde se rezaban algunas oraciones.

Al terminar, los frailes daban regalos a los indios que participaban, y se realizaba una fiesta con piñatas, luces de bengala, cohetes y cantos populares.

Aunque las costumbres han cambiado un poco, una posada tradicional, inicia con la procesión, encabezada por las figuras de José y María, que va sentada sobre un burrito. Generalmente se utilizan figuritas de barro sobre una tabla que es cargada por dos de los invitados.

En varias poblaciones las posadas se celebran en las calles, que son adornadas con hilos de heno y faroles y en otras se sustituyen los peregrinos de barro, por personas que representan a José y María, causando mayor emotividad entre los asistentes.

La gente sigue a los peregrinos llevando

una velita o un farol encendido, para iluminar su camino y todos van respondiendo a las letanías, que recuerdan a varios santos o cualidades de la Virgen. A cada nombre que alguien entona, las personas responden ora pro nobis que quiere decir ora por nosotros.

Al terminar la letanía, se llega a la puerta donde se pide posada, algunos invitados quedan adentro y otros afuera y ambos grupos cantan los versos especiales, en donde los de afuera piden posada y los de adentro no se la dan, hasta llegar el último verso, entonces se abre la puerta y todos entran a la casa en donde con gran alboroto se recibe a los peregrinos, al mismo tiempo que todos cantan: Entren, Santos Peregrinos, reciban este rincón, que aunque es pobre la morada, os la doy de corazón.

Algunas veces también se cantan estos versitos: "Oh, peregrina agraciada, oh, bellísima María. Yo te ofrezco el alma mía para que tengáis posada". "Humildes peregrinos Jesús, María y José, el alma doy por ellos, mi corazón también". "Cantemos con alegría todos al considerar que Jesús, José y María nos vinieron a honrar".

Dentro de la casa los invitados empiezan a pedir sus aguinaldos, cantando alegremente: "Andale Juana no te dilates, con la canasta de los cacahuates". "Echen confites y canelones, pa' los muchachos que son muy tragones". (el nombre de Juana se suple por el del anfitrión).

Así, se reparten canastitas con colaciones, se rompe la piñata, se regalan frutas y dulces y se ofrece un calientito ponche.

En algunos hogares, además se reza el rosario y se entonan cantos navideños o villancicos acompañados por panderos, castañuelas, guitarras, flautas y silbatos y la fiesta en la que se unen familiares y amigos sigue por varias horas.

Bertha Sola Valdés

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