AMAR A LOS ENEMIGOS
LOS ENEMIGOS TAMBIÉN SON MIS HERMANOS, ELLOS SON TAMBIÉN HIJOS DE DIOS...
San Francisco escribió una carta al superior de una custodia franciscana, y le decía sobre ciertos hermanos que al portarse mal, traían al superior de cabeza: “Y en esto quiero conocer si tú amas al Señor y a mí, siervo suyo y tuyo, si hicieras esto, a saber, que no haya hermano alguno en el mundo que haya pecado todo cuanto haya podido pecar, que, después que haya visto tus ojos, no se marche jamás sin tu misericordia, si pide misericordia. Y si él no pidiera misericordia, que tú le preguntes si quiere misericordia. Y si mil veces pecara después delante de tus ojos, ámalo más que a mí para esto, para que lo atraigas al Señor; y ten siempre misericordia de tales hermanos.” Lo cual no deja de escucharse raro, en un mundo donde la violencia y la venganza son las armas más utilizadas para resolver los conflictos. Pero es que Francisco tomaba muy en cuenta lo dicho por Jesús en el Evangelio de hoy, que nos pide vencer la maldad de los malos con la bondad de los buenos.
Eso de que pongamos la otra mejilla, no nos suena muy grato. Y sin embargo, un no cristiano, Ghandi, se inspiró en esta parte del Evangelio para desarrollar toda una acción política, que lo llevó a que la orgullosa Inglaterra soltara a lo que era la joya de la corona de su Imperio, la India.Es imposible que no tengamos conflictos con alguien. Y lo más común a hacer es dar golpe por golpe, y si se puede dar al dos por uno… mejor. Pero como dijo Ghandi… “Si seguimos el ojo por ojo, todos quedaremos ciegos” La violencia solo siembra más violencia.
Jesús no nos invita a ser tontos, ni a ser dejados. Nos invita a ser creativos en la respuesta. Cuando alguien está enojado o molesto… pretender ganarle a gritar o a golpear es sólo incrementar la violencia. El silencio, o una actitud pasiva puede dar la ocasión a que el problema no se haga más grande.
Recuerdo un tiempo de mi juventud, en que trataba de vivir el mensaje del Evangelio de cada domingo… cuando tocó este Evangelio me sentí un tanto incomodo, y hasta algo asustado… ¿Cómo iba a poder poner eso en práctica? Un día fui a jugar con una amiga basquetbol a una unidad deportiva. Y le comenté mi propósito de vivir esa semana ese mensaje, lo que se prestó a que me hiciera bromas. Al llegar a la fuente de sodas por algo fresco, nos encontramos con que la encargada era una señora muy enojona y estaba molesta por algo que le habían dicho. El vaso de mi amiga estaba sucio. Y le reclamó por eso. Entonces la señora se puso agresiva. “Uy pues que delicada”… Mi amiga iba a contestarle algo duro… y le pedí que se callara. Y yo le dije a la señora. “Señora, no se preocupe. Está bien. Pero por favor deme otro refresco en otro vaso, se lo voy a pagar”. Entonces la señora cambió de inmediato su actitud. “No, joven, si no lo consumió no se lo puedo cobrar”. Y retirando el vaso sucio nos dio un nuevo refresco en un vaso limpio. Mi amiga y yo nos quedamos viendo.
Seamos hijos de nuestro Padre Celestial, el cual hace salir su sol sobre buenos y malos y caer su lluvia sobre justos e injustos. Pues si solo tratamos bien a los que así nos tratan ¿qué mérito podemos esperar?
Somos hijos de un Dios que es amor, que es rico en misericordia, y que nos ofrece su bondad y perdón ante nuestras faltas y pecados…. No nos comportemos de otro modo.
Fr Fernando Rodríguez OFM.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario