miércoles, 22 de junio de 2011

BEATO JUAN PABLO II Y LA CIUDAD DE ASÍS


 Una relación especial unía al  Santo Padre Juan Pablo II con el 
“Pobrecillo de Cristo”. Durante su largo y apasionante pontificado quiso
visitar la ciudad de Asís y la tumba de S. Francisco en seis ocasiones, la 
primera de ellas en 1978, apenas unas semanas después de ser elegido 
Papa. Su relación con S. Francisco y con sus hijos, especialmente con los 
Franciscanos Conventuales, hunde sus raíces en sus años como arzobispo 
de Cracovia. Como él mismo recordará, durante su ministerio episcopal 
en Cracovia con mucha frecuencia visitaba la basílica y el convento de S. 
Francisco (que se encuentran a pocos metros del palacio arzobispal) para 
rezar, participar al Via Crucis o simplemente para comer con los frailes. 
Otro de los motivos de su profunda amistad  con los Franciscanos 
Conventuales era su gran devoción a un fraile franciscano conventual 
polaco, Maximiliano María Kolbe, mártir de la caridad en el campo de 
concentración de Auschwitz y que él mismo proclamó santo y patrón de 
nuestro difícil siglo.  
 Su primera visita a Asís tuvo lugar el  5 de noviembre de 1978. 
Entrando en la Basílica de S. Francisco, Juan Pablo II afirmó que 
“necesitaba la intercesión del Pobrecillo de Asís”.  En aquella ocasión el 
recién elegido Papa expresó la necesidad que tenía  de confiar su 
pontificado a “aquel que había escrito el Evangelio de Cristo con caracteres 
indelebles en el corazón de los hombres y mujeres de su tiempo”. Preciosa y, 
al mismo tiempo, difícil misión, que él mismo quiso llevar adelante, 
inspirado por S. Francisco, durante su dilatado  pontificado. 
La segunda visita tuvo lugar el  12 de marzo de 1986, junto a todos los obispos 
italianos, peregrinos ante la tumba del santo patrón de Italia.
La tercera tuvo un carácter único y novedoso. Se desarrolló el 27 de octubre  de 
1986, junto a los líderes de las principales religiones para orar por la paz 
mundial. 
Su cuarta visita a Asís tuvo lugar entre el 9 y el 10 de enero de 
1993, para orar por la paz y el fin de la  terrible guerra en los Balcanes.  
La quinta visita tuvo un color triste, pero a la vez cargado de esperanza: el 
3 de enero de 1998 el Papa convocó una jornada de esperanza en favor 
de la reconstrucción de las tierras del centro de Italia afectadas por un
devastador terremoto. 
La sexta y última visita tuvo lugar el 24 de enero de 2002, con motivo del segundo encuentro de oración por la paz junto a algunos representantes de otras religiones.

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