lunes, 13 de junio de 2011

San antonio de padua y la oracion

En sus Sermones encontramos algunos rápidos pasajes, simples y evocativos, que nos ayudan a comprender mejor esta importante dimensión de la vida cristiana. San Antonio insiste en la importancia de la calma, de la soledad, del silencio, que sólo permiten escuchar y ver a Dios.
Entre las líneas de estas enseñanzas, podemos ver también un involuntario autorretrato interior de San Antonio, que conocemos como gran amante del silencio y de la oración.
              "Oración es dirigir nuestros afectos hacia Dios; es un devoto y amistoso hablar con Él. Es la tranquilidad de la mente iluminada desde arriba.
Oración es pedir para obtener los bienes temporales necesarios para esta vida terrena. Pero los que rezan piden al Señor con auténtico espíritu cristiano que someta la propia voluntad a la suya: sólo el Padre celestial sabe qué necesitamos de verdad en esta tierra.
En definitiva, Oración es dar gracias, o sea reconocer los beneficios recibidos, y ofrecer todo nuestro empeño a Dios, para que nuestra oración pueda ser permanente".
El Señor se manifiesta a sí mismo delante de los que se detienen durante un poco de tiempo en paz y humildad de corazón. Si miras en las aguas turbias y turbulentas, no puedes ver la expresión de su rostro. Si quieres ver el rostro de Cristo, detente, guarda tus pensamientos en silencio, y cierra la puerta de tu alma al ruido de las cosas externas.
El saludo de los ángeles y las bendiciones de Dios no son para los que viven en la plaza pública, o sea, hacia fuera, agitados y distraídos. El dulce "Ave" fue dirigido a la Virgen María cuando ella estaba absorbida en la oración, en la amparo de su casa. Dios, para ser capaz de hablar al alma y llenarla con el conocimiento de su amor, la conduce a la soledad, separándola de las preocupaciones de las cosas terrenas. Él habla al oído de los que están en silencio, y los deja participar en sus secretos".

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