En otro gesto de humildad, el papa Francisco se colocó a las puertas de la capilla Santa Ana, adonde acababa de dar misa, y recibió el saludo de cada uno de los fieles que habían participado del acto religioso.
En la calle, la gente reunida gritaba "Viva el Papa" y "Francesco, Francesco". Su Santidad se tomó unos segundos para escuchar el mensaje de todos aquellos que estrechaban sus manos. En italiano, en ocasiones en su español de origen, dio cada uno de ellos un mensaje. Una niña incluso le pidió la bendición.
Finalizados los saludos, se dirigió a la valla de protección y estrechó la mano de los fieles allí reunidos.

Francisco abandonó luego el lugar para dirigirse hacia el Vaticano, adonde presidirá su primer Angelus desde el balcón que da a la Plaza San Pedro.
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