Fueron 15 horas de angustia, incertidumbre y dolor. Durante todo ese
tiempo, balas de diferentes calibres pasaban rasgando por encima de las
cabezas de los estudiantes que se habían refugiado en la parroquia
Divina Misericordia (Managua, Nicaragua).
Esa noche se vivió una tragedia que culminó con la muerte de dos
jóvenes a manos de paramilitares leales al régimen de Daniel Ortega,
además de varios heridos. El repudio y la solidaridad para con las
personas que tuvieron que vivir ese ataque no se hizo esperar.
El recuerdo de aquella noche permanece y permanecerá en el recuerdo
de todos. Pues las huellas de los impactos de bala en la imagen de
Cristo de la Misericordia, que fueron mostrados al mundo entero junto
con la marcas en otras zonas de la iglesia, se transformará en símbolo indeleble de un Cristo que sufre junto al pueblo.
En las últimas horas el cardenal Leopoldo Brenes, arzobispo Metropolitano de Managua, encabezó una Misa de desagravio en la parroquia en la que se hicieron presentes centenares de fieles.
En esa oportunidad el cardenal fue más que elocuente y pidió
responder el mal con el bien y poder pedirle a Dios fortaleza en este
momento delicado, además de hacer énfasis en que estas cosas pasan
cuando “somos casa de misericordia”.
Así quedó la Iglesia de la Divina Misericordia:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario